LESIONS ESPORTIVES

Lesiones de rodilla: meniscos

¿Qué es una lesión de meniscos?
Los meniscos son dos almohadillas de consistencia gomosa, formadas por una sustancia llamada fibrocartílago, que se sitúan entre el cartílago del hueso del fémur y el de la tibia. El menisco situado hacia fuera de la rodilla se llama menisco externo y el contrario menisco interno o medial.
Su función es amortiguar el choque entre estos cartílagos y aumentar su congruencia, ya que la forma del cartílago tibial no se corresponde exactamente a la del femoral. De esta manera se distribuyen mejor las cargas y se estabiliza de manera más eficaz la rodilla.
Los meniscos se rasgan cuando la rodilla sufre un giro violento, habitualmente porque el cuerpo se mueve respecto a la pierna fija: se bloquea un esquí, entrada de un contrario en el fútbol, levantarse bruscamente desde una posición de cuclillas, etc.
De todos los deportes destaca el fútbol como causa más frecuente de rotura de menisco.
¿Qué síntomas produce una rotura de menisco?
    En el momento de la rotura el paciente siente un dolor vivo y con frecuencia un chasquido.
       En las horas siguientes la rodilla puede producir más líquido articular (derrame) pero es poco importante.
       El síntoma más clásico y típico es el bloqueo de la rodilla: El paciente no puede estirarla completamente. Esta situación indica que la parte rota del menisco se ha desplazado hacia el centro de la rodilla y obstaculiza su movimiento. El bloqueo suele desaparecer cuando el paciente mueve su rodilla, notando (y a menudo oyendo) un clic.
       Es más frecuente notar dolor en el lado de la rodilla correspondiente al menisco roto cuando el paciente realiza giros de la rodilla.

¿Qué hace el médico ante la sospecha de una rotura de menisco?
Se debe realizar una exploración completa de ambas rodillas para comparar los hallazgos y descartar otras lesiones asociadas.
Para detectar la lesión de menisco específicamente, el médico palpa la zona de la rodilla correspondiente a los meniscos (la llamada interlínea articular) y seguidamente realiza los test meniscales: flexiona la rodilla, aplica presión y gira la pierna.
La pierna gira hacia adentro y duele la parte de fuera de la rodilla: el menisco externo puede estar roto           a pierna gira hacia afuera y duele la parte de adentro de la rodilla: el menisco interno puede estar roto.
¿Qué otras lesiones se deben descartar?
Todas estas lesiones pueden también encontrarse asociadas a las roturas de menisco
El dolor en la interlínea articular lo puede producir una lesión de ligamento colateral o de cartílago vecino.    El derrame también aparece en lesiones de ligamentos cruzados y de cartílagos.
El bloqueo de rodilla puede aparecer en lesiones de cartílago por cuerpos libres que se incrustan en la articulación, o en lesiones de cruzado por desplazarse un extremo roto de éste.
   Cuando el cartílago de la rótula está alterado, la rodilla puede sufrir un espasmo muscular que
   la bloquea: es el pseudobloqueo.

Las radiografías de rodilla
Las radiografías son útiles para descartar fracturas asociadas. Los meniscos no se ven en radigrafías, ni tampoco ligamentos o cartílagos.
La resonancia magnética nuclear
La resonancia magnética nuclear detecta la mayoría de las roturas de meniscos aunque muestran mejor la lesión del menisco interno que la del externo.
¿Qué pruebas se suelen solicitar? ¿Cómo se llega al diagnóstico?
Habitualmente explicando al médico el mecanismo de la lesión (es decir, cómo se lo hizo) y por la exploración que se hace de la rodilla. En casos de duda se solicita una resonancia magnética. Si persiste la duda se recomienda realizar una artroscopia de rodilla.

El tratamiento inicial se basa en cuatro medidas:
Un bloqueo de rodilla que no cede a las maniobras específicas de movilización realizadas por el médico, se debe tratar mediante artroscopia, que permite devolver el fragmento roto a su sitio y valorar si se extirpa o se sutura.
El resto de las lesiones de menisco se suelen tratar mediante un programa de ejercicios que potencie la musculatura, lo que descarga al menisco de esfuerzos.
Si el dolor persiste o los bloqueos son muy frecuentes se debe practicar una artroscopia.
Frío local, efectivo durante las primeras 72 horas. Se utiliza la típica bolsa con cubitos de hielo o el cold pack (bolsa estanca con un gel en su interior que se enfría en la nevera); en caso de carecerse de estos medios nos puede servir una bolsa de guisantes congelados o de otro tipo de verdura. Nunca en contracto directo con la piel para evitar quemaduras por congelación. Lo habitual es mantenerlo unos 20 minutos cada hora cuidando de no sobrepasar las tres horas totales por día.
Reposo mínimo de 24 a 48 horas, para evitar aumentar la lesión.
   Vendaje compresivo elástico, no rígido para no cortar la circulación de la sangre
   Elevación de la extremidad durante varios días. Si el paciente está tumbado, se coloca una almohada
   bajo la pierna, de forma que el pie esté más alto que el corazón. Si el paciente se sienta, apoyará la
   pierna sobre una silla.

Artroscopia
Si se extirpa el menisco, el paciente puede apoyar ese mismo día la extremidad y andar sin muletas, realizando ejercicios de potencia muscular y de movilidad de rodilla. Entre 5 y 6 semanas después puede retornar al trabajo o al deporte.
Si se sutura el menisco (cosiéndolo o mediante unas grapas especiales) una de las pautas del tratamiento después de operar es la siguiente:
Las roturas más periféricas cicatrizan mejor porque llega más sangre a la zona. Por tanto se suelen reparar suturando el menisco, sobre todo en los pacientes más jóvenes.
   Las roturas centrales afectan a la zona del menisco que no recibe sangre, por lo que no cicatrizan: 
  se debe extirpar el fragmento roto.

¿Cómo se trata? ¿Cómo vivir con una lesión de meniscos?
Depende de si se ha extirpado o no el fragmento roto de menisco:
   Un menisco roto no operado, si no provoca dolor ni bloqueos frecuentes, sería muy raro que
   hiciera evolucionar a la rodilla hacia la artrosis.
   Si se ha extirpado el fragmento roto, a más cantidad eliminada de menisco y a mayor esfuerzo físico,
    más riesgo de que los cartílagos se desgasten y se llegue a la artrosis.

Dr. Hans Gad Johansen, especialista en Cirugía Ortopédica; 
Dr. Ejnar Kuur, especialista en Cirugía Ortopédica; 
Dr. Dai Rees, especialista en Cirugía Ortopédica
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Lesiones de rodilla: ligamentos cruzados

¿Qué es una lesión de ligamentos cruzados?
Se llama ligamento cruzado a cada una de las dos cuerdas que unen el hueso del fémur con el hueso de la tibia, en la profundidad de la articulación de la rodilla. El cruzado anterior comienza en la parte trasera del fémur y acaba en la parte delantera de la tibia. El cruzado posterior tiene una dirección contraria, es decir, comienza en la parte delantera del hueso femoral, y acaba en la parte trasera del tibial.
En cambio, los ligamentos colaterales se disponen por fuera de la articulación.
La función de estas cuerdas es dar estabilidad a la rodilla, evitando que la pierna se mueva hacia delante o hacia atrás, cuando la sometemos a un esfuerzo.
Las lesiones de los ligamentos se llaman esguinces, y constituyen un desgarro de éstos. Pueden ser de alguna de sus fibras (rotura parcial) o de todas (rotura completa). La gravedad del esguince la indica el grado de movilidad anormal de la rodilla al explorarla.
¿Por qué se produce la lesión de ligamentos cruzados?
El cruzado anterior es el que con más frecuencia se rompe, y se produce normalmente en los deportistas que sufren una torcedura, muchas veces por desplazar el cuerpo respecto a la pierna que está fija en el suelo: aterrizar de un salto, bloquearse un esquí, entrada fuerte de un contrario en el fútbol, etc.
El cruzado posterior se rompe menos a menudo, y es más frecuente por accidentes de tráfico, en los que la parte delantera del hueso tibial se golpea. La tibia se desplaza hacia atrás y rompe el cruzado que intenta frenar ese movimiento: por ejemplo, en impactos contra el parachoques del automóvil, o contra el salpicadero; o en caídas de moto.

¿Qué síntomas se producen?

 Los desgarros se notan en el momento como un chasquido, seguido de dolor. Se puede tener la sensación de desencajamiento, aunque luego desaparece.
 Es habitual que se produzca un derrame, al ser estructuras interiores de la articulación. El derrame del cruzado anterior aparece en las tres primeras horas, y suele ser importante.
 Las roturas del cruzado posterior pueden provocar un hematomaen la zona del pliegue de la rodilla
 (hueco poplíteo).
    Si la rotura es escasa, no suele provocar la sensación de inestabilidad, es decir, de que la rodilla
    se mueve de forma anormal y no la controla, al andar.
    En las roturas graves del cruzado anterior, esta sensación mejora hasta aparentemente desaparecer,
    pero cuando el paciente retorne a la actividad deportiva volverá a sentirla, definiéndola como si la rodilla
    se fuera hacia delante
    En las roturas graves del cruzado posterior, la sensación de inestabilidad es mucho más rara.
    El dolor de la rotura de un cruzado desaparece en días o semanas. Si no se trata adecuadamente,
    la inestabilidad residual provocará dolor, pero ya por roce de cartílagos o roturas meniscales.

Test exploratorios para el cruzado anterior
El test que se obtiene habitualmente es la maniobra de Lachmann: el médico flexiona ligeramente la rodilla y tira de la tibia hacia adelante. Si la tibia se desplaza hacia adelante respecto a la pierna sana, el test es positivo. Con esta prueba, se puede evaluar el grado de inestabilidad clínica o laxitud, que es la cantidad de desplazamiento anormal que el médico detecta.
Sin embargo el test más específico es el pivot shift: el médico tensa la rodilla, realizando un movimiento de presión y giro. Si la rodilla se desencaja, el test es positivo e indica una laxitud grave del cruzado. El problema es su dificultad en obtenerlo, ya que es doloroso, y el paciente tensa los músculos del muslo de manera inconsciente, para protegerse.
Test exploratorios para el cruzado posterior
El más específico es el cajón posterior: con el paciente tumbado y la cadera y rodilla dobladas en ángulo recto, el médico presiona la pierna hacia abajo. Si se desplaza más que la pierna sana, el test es positivo. Permite también evaluar el grado de inestabilidad clínica.
¿Qué hace el médico cuando sospecha un esguince de ligamentos cruzados?
Debe realizar una exploración completa de ambas rodillas, para comparar los hallazgos y descartar otras lesiones asociadas.
Si el derrame abomba mucho la rodilla, el líquido deberá extraerse. En el 95% de los casos de derrame que contiene sangre (el llamado hemartros), se encuentra una rotura de ligamento cruzado anterior.
Recién producida la lesión, la rodilla puede doler demasiado para permitir la exploración. En este caso, se puede anestesiar localmente la rodilla y proseguir la exploración, o bien inmovilizar la rodilla con una o dos bandas de yeso (férulas), durante unos 10 días aproximadamente, para que disminuya el dolor.

¿Qué otras lesiones se deben descartar?

 El dolor profundo también puede aparecer en roturas del menisco o del cartílago vecinos.
 La sensación de inestabilidad también puede aparecer en lesiones de ligamentos colaterales y del cartílago rotuliano, aunque el paciente nota un desplazamiento diferente en su rodilla y lo siente más a menudo.
El paciente debe saber que varias o todas estas lesiones, se pueden producir simultáneamente.

Las radiografías de rodilla
Las radiografías son útiles para descartar que el ligamento en vez de romperse haya arrancado su anclaje en el hueso, las llamadas fracturas de espinas tibiales.

La resonancia magnética nuclear
La RMN detecta habitualmente las roturas de los ligamentos cruzados y su gravedad, además de lesiones de las demás estructuras de la rodilla.

¿Qué pruebas se suelen solicitar? ¿Cómo se llega al diagnóstico?
Habitualmente, con la exploración que realiza el médico se detecta qué cruzado está roto, y el grado de inestabilidad clínica que produce.
En los casos de duda o cuando se sospecha que hay más estructuras dañadas en la rodilla, el médico solicitará una resonancia magnética. Es importante comprender que a veces, la gravedad de una rotura no se corresponde con la inestabilidad a la exploración. Por resonancia puede verse la integridad de algunas fibras, pero éstas pueden no ser útiles para la función de la rodilla.
Si persiste la duda, se debe realizar una artroscopia de rodilla para ver el daño real de las estructuras y aprovechar la anestesia, para explorar mejor la articulación. Si se confirma una inestabilidad grave de cruzado anterior, la rodilla está sin derrame y con buena movilidad, se aprovecha el momento de la cirugía para reconstruirle el cruzado.

El tratamiento inicial se basa en cuatro medidas:
   Frío local, efectivo durante las primeras 72 horas. Se utiliza la típica bolsa con cubitos de hielo o el 
   coldpack (bolsa estanca con un gel en su interior que se enfría en la nevera). Nunca en contacto directo
   con la piel, para evitar quemaduras por congelación. Lo habitual es mantenerlo unos 20 minutos
  cada hora, cuidando de no sobrepasar las tres horas totales al día.
   Reposo mínimo de 24 a 48 horas, para evitar aumentar la lesión.
   Vendaje compresivo elástico, no rígido para no cortar la circulación de la sangre.
   Elevación de la extremidad durante varios días. Si el paciente está tumbado, se coloca una almohada
 bajo la pierna, de forma que el pie esté más alto que el corazón. Si el paciente se sienta, apoyará la pierna sobre una silla.

El tratamiento definitivo
Para las roturas graves es radicalmente diferente para el anterior y el posterior:
El anterior: debe operarse en pacientes jóvenes, pero los resultados son mejores si se espera a que desaparezca el derrame y la movilidad de la rodilla sea total e indolora. Hay dos técnicas básicas para reconstruirlo y cada una tiene sus detractores y defensores, pero ambas son efectivas.

El posterior: debe de tratarse mediante un alza de talón y un ciclo de fisioterapia, para muscular la extremidad. Sólo en los casos de inestabilidades graves y que además provoquen dolor, se pensará en cirugía, implantando tendón rotuliano con sus anclajes de hueso. El problema es que siempre queda una inestabilidad residual tras la cirugía, además de ser una técnica muy compleja.
   Utilizando parte del tendón rotuliano y sus anclajes en hueso.
   Utilizando los tendones llamados isquiotibiales, sin pastillas de hueso.

¿Cómo se tratan?
La cirugía se realiza habitualmente con anestesia epidural, es decir, desde la región lumbar hasta los pies, permitiendo al paciente estar consciente.
El implante de tendones se coloca siguiendo la misma dirección y puntos de anclaje que el ligamento roto. Debido a la forma del cruzado posterior, esto no se puede conseguir al 100%, de ahí los resultados, a menudo pobres, de la operación.
¿Qué se hace después de una operación del cruzado anterior?
Durante el periodo de inmovilización (con bandas de yeso o rodillera articulada), el paciente realizará ejercicios de tonificación de los músculos de la extremidad, para evitar que se atrofien.
Si se utiliza la técnica del tendón rotuliano, se permite apoyar la extremidad antes que utilizando los isquiotibiales.
Después de la inmovilización, el médico indicará un programa de fisioterapia para ganar movilidad y fuerza en la rodilla de forma progresiva, comenzando por ejercicios en bicicleta estática, ejercicios de cuádriceps y estiramientos para, en unos meses, comenzar carrera y saltos. Como muy pronto a partir de los seis meses, se puede volver a la práctica deportiva.
No hay una pauta fija en cuanto a tiempo de inmovilización, momento en que se debe apoyar la pierna, o tipo de ciclo rehabilitador. Cada cirujano ortopédico aplica la pauta que considera más efectiva, en función a su escuela de cirugía, a la técnica utilizada, al resto de lesiones que encuentre en la rodilla y al estado en que quede el anclaje del ligamento reconstruido.
Cruzado anterior
En un joven no operado, la inestabilidad residual provocará desgaste de los cartílagos y roturas de meniscos al someter la rodilla a sobreesfuerzos. El paciente no será capaz de hacer deporte o realizar trabajos de fuerza, y la rodilla acabará en artrosis.
Los sobreesfuerzos son escasos en un paciente de edad madura y poco activo, por lo que no se le considera candidato a la cirugía. El médico le indicará que limite sus actividades y que realice un ciclo de meses de fisioterapia, seguido de una gimnasia de mantenimiento para que los músculos del muslo protejan su rodilla.
Cruzado posterior
Al ser más rara la sensación de inestabilidad, el paciente se confía más al hacer ejercicio hasta que aparece el dolor por artrosis, debido al desgaste de cartílagos rotuliano y de la parte de dentro de la rodilla.

¿Cómo vivir con una rotura grave de ligamentos cruzados?
  EXPERIÈNCIA PROFE ( EXPLICACIÓ AULA )

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Lesiones de rodilla: El cartílagoarticular

¿Qué es una lesión del cartílago articular?
El cartílago articular es la cubierta que desarrolla el hueso en la zona vecina a otro, y sirve de protección para evitar que ambos huesos se rocen al moverse entre sí. Esta cubierta puede alterarse por causas mecánicas, es decir, por golpes, giros bruscos o sobrecargas continuas en casos de deportistas.
El cartílago entonces sufre diversos tipos de lesiones: se puede reblandecer o se puede romper formando desflecamientos, grietas y hasta úlceras, que pueden afectar al hueso que se halla por debajo; o bien liberar fragmentos de cartílago al espacio articular (cuerpos libres).
Estas lesiones son típicas de la vida de deportistas y trabajadores que usan la fuerza física. El reblandecimiento suele ser más frecuente en mujeres que en varones.
Cuanto más profunda y extensa sea la lesión, existe más riesgo de evolucionar a una artrosis y también con más rapidez. La artrosis es el desgaste que sufre el cartílago por envejecimiento y básicamente tiene dos causas:
La alteración en la composición del cartílago: por edad avanzada del paciente o por otros fenómenos poco conocidos.
La alteración en la forma del cartílago: cuando su superficie en vez de lisa se hace irregular (fisuras, cráteres) aumenta el desgaste por rozamiento al utilizar esa articulación.

¿Qué síntomas aparecen en una lesión traumática del cartílago?
 Habitualmente produce dolor en la zona dañada al mover la rodilla.
    Es muy frecuente notar crujidos al mover la rodilla.
    Es frecuente un derrame: más líquido articular de lo normal. Esto supone una defensa de la rodilla
    ante la lesión: desarrolla un "airbag".
    Cuando hay cuerpos libres flotando en la rodilla, el paciente suele notar que algo se le mueve dentro,
   lo cual le provoca dolor, chasquidos y a veces bloqueos: la rodilla no se puede estirar.
   En algunos casos se puede notar la sensación de aflojamiento y de pérdida de fuerza en la rodilla.
   Se debe a un reflejo de protección, que relaja los músculos del muslo.

¿Qué hace el médico ante la sospecha de esta lesión?
 Debe realizar un examen completo de ambas rodillas, para comparar los hallazgos de la sana con la enferma y para detectar o descartar otras lesiones asociadas.
    Mediante tests específicos comprobará que la zona de cartílago está afectada: presionará con los
   dedos determinados puntos, que provocarán dolor; apretará y moverá el hueso de la rótula para 
   comprobar si se producen crujidos; realizará movimientos forzados a la rodilla para intentar pinzar
    la región dañada, lo cual también provocará dolor.
    Si el derrame es importante el médico lo extraerá efectuando una punción en la articulación con una aguja hipodérmica y succionando el líquido con una jeringa. Habitualmente extraer el líquido articular no duele.

¿Qué otras lesiones se deben descartar?
 El dolor con el movimiento puede provocarlo una lesión meniscal o de ligamentos de la rodilla.
     El derrame se puede producir ante cualquier lesión de rodilla.
     Los bloqueos se pueden producir por una lesión meniscal o por restos de ligamento cruzado anterior
     roto.
     La sensación de aflojamiento se puede confundir con una lesión de ligamentos.
     Además suele ser frecuente encontrar varias de estas estructuras lesionadas simultáneamente.

¿Qué pruebas se suelen solicitar?
Radiografías: no muestran el cartílago pero sí el estado del hueso que hay por debajo. Una lesión que se aprecie en radiografías es por tanto grave, al ser profunda.
Tomografía Axial Computarizada: Con el TAC no se ve el cartílago, pero si se afecta el hueso nos muestra mejor dónde está la lesión y qué amplitud tiene.
Resonancia Magnética Nuclear: La RMN es útil para detectar lesiones puras del cartílago. Mejora su rendimiento introduciendo un líquido de contraste en la articulación (artro-resonancia). También es muy eficaz en la detección de otras lesiones asociadas de rodilla (ligamentos, meniscos, lesiones en el espesor del hueso). No obstante, hay un porcentaje de casos que se escapan al diagnóstico.

¿Cómo se llega al diagnóstico?
     Con mucha frecuencia el diagnóstico se hace mediante la exploración clínica del paciente.
     Si los síntomas no son concluyentes se solicitará una resonancia.
     En los casos en que persista la duda se recomienda la realización de una artroscopia, que es
     diagnóstica en el 100% de los casos y además permite tratar la lesión en el momento.

La artroscopia permite:
Si tras la artroscopia y un periodo de meses de rehabilitación los síntomas no mejoran, se pueden plantear otras opciones quirúrgicas más arriesgadas en cuanto a complicaciones, ya que exigen una amplia herida y son muy complejas técnicamente:
Los resultados son a menudo decepcionantes.
    Extraer los cuerpos libres
    Alisar los bordes de las úlceras
    Perforar con una broca fina en el fondo de las úlceras profundas para que el hueso sangre y 
    permita una mejor cicatrización.
    Lavar la articulación con suero fisiológico estéril para mejorar el metabolismo del cartílago.
    Si un fragmento de cartílago está recién desprendido y es lo suficientemente grande, se puede
    anclar a su cráter mediante un tornillo especial.

¿Cómo se trata?
Si se sospecha la existencia de cuerpos libres se deben extraer por artroscopia. El resto de las lesiones del cartílago se deben tratar inicialmente mediante un programa de fisioterapia específico. En algunos casos el médico recetará unas plantillas que corrijan el apoyo de la extremidad afectada, descargando la rodilla de los esfuerzos.
Cuando estos métodos fracasan se debe plantear la artroscopia, el método de tratamiento de cirugía más sencillo y con menos complicaciones.
¿Cómo vivir con una lesión de cartílago?
El paciente debe limitar su actividad laboral y deportiva en función de la evolución de los síntomas y las exploraciones de su médico.
Es aconsejable un seguimiento periódico una vez desaparecidos los síntomas para prevenir la aparición o el desarrollo de la artrosis.

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